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Traiciones

No, no voy a escribir sobre la excelente película protagonizada por Daniel Craig. Hoy escribo sobre traiciones, inquinas que se cobran su cruenta venganza al abrigo de la maldad y tras el embozo de la confianza. Un golpe bajo, tramposo, inesperado, sin que haya sido visto, o una daga que se clava por la espalda, buscando cercenar la vida del que era tu amigo o compañero. En definitiva una puñalada trapera. Pero ¿de donde viene este término?

Sí, todos sabemos que una puñalada trapera, según la RAE es un desgarro grande producido por un puñal. Pero, según la tradición, para comprender el término, debemos remontarnos al siglo XVI en la ciudad de Úbeda (Jaén). Allí, en plena eclosión del renacimiento, bajo el auspicio del que fuera secretario imperial de Carlos I, el ubetense Don Francisco de los Cobos, y con la huella imperecedera del insigne arquitecto D. Andrés de Vandelvira, se disputaban el control de la zona dos familias: los Aranda y los Trapera.

Familias enfrentadas

Ambas familias, nobles e hidalgas, se habían asentado en la ciudad gracias al Fuero de Cuenca y gracias a sus ascendientes se merecieron figurar en el escudo de la misma, pues resulta que descendían de aquellos caballeros, los doce leones, que lucharon con valentía en la Batalla de Algeciras, a favor del rey Alfonso XI, por el año 1344. Allí vencieron a otros 12 caballeros musulmanes, consiguiendo así que la plaza se rindiera.

Según cuenta la tradición, la pugna de los Aranda y los Trapera era tal que, un buen día, durante una discusión subida de tono, un Trapera no dudó en sacar su espada y herir a un Aranda. Este, desconcertado, huyó a refugiarse en el hoy desaparecida Iglesia de Santo Tomás Canturiense. Acogido a sagrado se tranquilizó y espero que las aguas bajasen tranquila.

Pero el Trapera, no conforme e ignorando el terreno que pisaba, entró en la iglesia en el momento de la celebración de la eucaristía. Y en el momento de la consagración, con alevosía y rabia, asestó la puñalada definitiva, por la espalada, para acabar con la vida del Aranda.

Un apellido condenado

Per Afán de Rivera, Adelantado de Andalucía, se personó en Úbeda y tuvo que poner orden tras lo sucedido. Examinó los hechos y ajustició a los culpables decretando que el apellido Trapera quedara relegado en el olvido. Fue sustituido por el apellido Alcázar, que sería utilizado por los herederos y descendientes de aquellos.

Aunque esta es la tradición oral más importante que nos ha llegado sobre los hechos, hay autores que mantienen que la puñalada tuvo lugar tras la visita de un importante obispo. Juntos pero no revueltos, lo recibieron y lo agasajaron, y ante el protagonismo que tomó el Aranda, cuando ya se despedían del prelado, el Trapera asestó su famosa puñalada.

Yo me quedo con la primera. ¿Y ustedes? Curiosidades de la historia de España y frases que beben de esa historia tan rica. Y a partir de hoy, tened cuidado con esas palmaditas por la espalda por si se convierten en puñales traicioneros.