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Por mucho que te esfuerzes, por mucho que hagas, siempre habrá gente que tenga otra opinión o, simplemente, no caigas en gracia. No lo puedes remediar, es una lucha inútil y baldía. No busques la aprobación total pues te terminarás estrellando.

«Siempre habrá alguien que no opine como tú».

En este mundo, y ahora más a menudo colapsado por las redes sociales, entre copias y fracasos, intentamos hacer cosas para agradar al mayor número de gente. Cogemos consejos prestados de malabaristas de la palabras, bien situados y sin necesidades, que se permiten el lujo de descifrar los vericuetos del éxito. ¿Alguién de verdad lo tiene? Pero sobre todo, buscamos hacer algo que agrade a los demás, para que nos vean bien, para que no nos señalemos, para que seamos bien recibidos en la sociedad.

Mi abuela decía que más vale caer en gracia que hacerse el gracioso ya que hay personas que todo lo sale a pedir de boca y otros se topan con un muro de hormigón, por mucho que hagan. Es curioso observar que el hecho de que hay personas que dicen lo mismo sobre el mismo asunto: unos son dioses seguidos y admirados; otros ignorados y denostados. La persistencia, la fe en tus posibilidades y tu instinto de supervivencia pueden hacer que salgas del ostracismo y tan sólo tienes que dejarte guiar por lo que sientes y no por lo que digan los demás. Valentía y ser uno mismo es lo que vale.

Esta historia viene como anillo al dedo para lo que estoy contando:

El labrador y su hijo

            “Un labrador iba con su hijo a la feria de un pueblo cercano y llevaban un mulo viejo. Cuando pasaron por una aldea, algunos hombres comentaron lo estúpido que era llevar un burro e ir andando, por lo que el labrador le dijo al hijo que se subiera encima del animal.

            Pasaron por su lado unas mujeres y comentaron lo desconsiderado que era el hijo por permitir que su anciano padre fuese andando mientras él iba sentado en el pollino, con lo que el hijo se bajó ocupando el padre su lugar.

            Otros hombres que vieron la escena comentaron lo injusto que era que fuese el padre subido al burro cuando ya había vivido su vida mientras que el hijo joven tenía que acarrear con las penurias del camino.

            Al final, decidieron subirse los dos encima del asno, pero unas mujeres que pasaron por allí criticaron la acción, pues el animal era demasiado viejo para llevar tanto peso”.

pixabay

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No busques la aprobación de todos

Así que no desesperes. No podrás conseguir nunca la aprobación de todo el mundo, siempre habrá alguien que tenga otra opinión distinta a la tuya. Déjate llevar por ese instito luchador y haz lo creas conveniente. Ten fe en lo que haces.