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Una historia de superación, coraje y resiliencia. Una carrera dura para crear conciencia y donar vida.

Avatares del destino que unen las almas y cierras heridas profundas. Castillos inexpugnables que parecen venirse abajo con el ataque furibundo de las huestes enemigas; batallas que acometer con valentía y horizontes lejanos que vislumbrar. No hay rendición posible. Adaptación y resiliencia.

Manuel Soto es un joven sevillano de 16 años que ya sabe cómo se las gasta la vida, ya ha probado la hiel inesperada que el camino te pone ante tus pies. Cicatrices del cuerpo que tapa con una radiante sonrisa, que jamás pierde.

Dos linfomas de Hodgking, un cáncer que se origina en los glóbulos blancos, que son parte de nuestro sistema inmunológico, han intentado tumbarlo desde que tenía 11 años. Pero él no se ha dejado vencer y con entusiasmo, valentía y mucho esfuerzo ha conseguido vencer a la enfermedad.

Batallas que da la vida para hacernos madurar, crecer y ver el mundo desde otra perspectiva. Momentos de un sendero que no elegimos pero que hay que sortear si no quieres quedarte para siempre en el mimo sitio.

[bctt tweet=»Momentos de un sendero que no elegimos pero que debemos sortear para seguir adelante»]

Sus padres, vigilantes y sufridores incansables, han sido un gran apoyo en esta constante lucha, cuajada de tropiezos y esperanzas. Y ese médico amigo que encontró Manuel ha sido el escudero ideal para aguantar el temporal y acometer el desafío sin desfallecer.

Siempre hacia delante, pese a todo, pese al mal cuerpo, a la debilidad de sus miembros, a la caída del pelo y a la fatiga. Aquella medicina era un trago amargo que había que digerir para vencer a la enfermedad ¡Y vaya si lo logró! Por dos veces.

La segunda vez fue peor por lo inesperado, por la traicionera visita del enemigo que creía derrotado. Llanto sin vergüenza, compañeros de verdad y otra vez la fortaleza en las almenas del ánimo. Una bandera que jamás sería vencida y una llamada a la heroica.

Apoyo de sus amigos y familiares, así como el del personal del hospital y de la fundación Andex, que hicieron más liviana la carga, más llevadero el trance de aquella lucha sin cuartel. Juventud y fortaleza para vencer al miedo. Levantarse después de la caída.

[bctt tweet=»Seguir luchando, sin descanso para vencer el temporal»]

Y consiguió derrotar al cáncer por segunda vez, incluso sin necesidad de trasplante de médula. Pero como un adalid del entusiasmo, se propuso tener un gesto hacia otros guerreros de la vida, hacia otras personas que también sufren enfermedades como él la ha sufrido.

Pixabay

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Con la intención de demostrar a todos los niños como él que del pozo se puede salir, que no hay nada imposible, se ha propuesto correr la Maratón des Sables, una carrera que se hace por el desierto, en diferentes etapas.

Manuel irá con su padre a la carrera más dura del mundo con su proyecto “Manuel en Sables”, que está promovido por Humaniza Team, (está ayudando otras instituciones y empresas también) y que busca crear conciencia sobre la importancia de la donación de médula ósea y hacer llegar a todos los enfermos de cáncer valores como el esfuerzo, la superación, la voluntad, el entusiasmo y la resiliencia.

[bctt tweet=»Superación, entusiasmo, esfuerzo y voluntad son ingredientes fundamentales para salir del pozo»]

La prueba se celebra entre los próximos días 10 y 16 de abril en 6 etapas que abarcan 257 kilómetros, andando y corriendo por el desierto del Sahara y en la que participan 1200 corredores de 54 países.

Si quieres saber algo más de Manuel Soto, de su proyecto y de la importancia de la donación de médula sólo tienes que entrar en la web Manuel en Sables

Con esfuerzo, entusiasmo y voluntad se consigue vencer la tormenta. Somos corredores por un desierto duro que nunca nos damos por vencidos.