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Herencia española en EEUU

La herencia española en EEUU es indudable, pese a quien le pese. Dos terceras parte de los Estados Unidos fueron españolas, incluso han sido más tiempo españolas que americanas. Descubrimientos, fundaciones de ciudades, misiones, presidios, avances y caminos abiertos en un continente extenso, repleto de peligros. Y si nos metemos en la ayuda dada para obtener la independencia de las 13 colonias, no acabamos nunca. Cría cuervos y te sacarán los ojos porque estos americanos del norte olvidan pronto el apoyo y, lo que es más grave, intentan borrar esa huella.

Pero, sin perdernos en otros derroteros o irnos por los cerros de Úbeda, quiero centrarme en un descubrimiento en concreto, en un gran hallazgo: el Gran Cañón del Colorado pues el primer europeo en verlo, en disfrutar de su grandeza, fue un español, concretamente García López de Cárdenas.

Y es cierto, ya estaba allí, no fue descubierto, para los que tienen la piel muy fina, para los amantes de la leyenda negra o para aquellos que tiran por tierra todo lo conseguido por España, tachándola de genocida o de homófoba. Pero, aunque ya estaba allí, aunque las tribus autóctonas lo conocían, fue un español el que lo puso en el mapa y lo identificó.

Una garganta gigantesca

Para situarnos. El Gran Cañón es una garganta gigantesca, en el norte del estado de Arizona, excavada por el río Colorado. Una formación natural con una media de 16 km. de ancho, 1,6 km. de profundidad y una longitud de 446 km., y fácilmente distinguible por sus capas de roca roja, que revelan millones de años de existencia geológica. En definitiva, es una maravilla de la naturaleza digna de contemplarse. Y como digo, pese a quien le pese, perteneció durante tres siglos a la corona española. Pequeños detalles que parecen quieren olvidar.

Resulta que López de Cárdena era un explorador que estaba participando en la expedición organizada por Francisco Vázquez de Coronado para encontrar las 7 ciudades de Cíbola que, supuestamente, estaban repletas de oro. Tras llegar a lo que es hoy Arizona y Nuevo México, Coronado decidió enviar pequeñas partidas de búsqueda para localizar el rastro de esas ciudades míticas. 

Junto con 12 hombres y siguiendo las instrucciones de Coronado para localizar un gran río del que había tenido noticias por los nativos, López de Cárdenas cruzó el desierto en un travesía larga y penosa. Veinte días de fatigas les costó dar con el mencionado río, pero su visión los dejó sin palabras. El paisaje que se abría ante aquellos pioneros, ante aquellos exploradores atrevidos, los dejó sin palabras.

Una aventura colosal

Denominada como la “Gran barranca”, contemplaron un cañón enorme excavado en la tierra a lo largo de los siglos. Distancias imposibles, caídas de vértigo y un color rojizo que sobrecogía. Divisaron el río en el fondo, muy pequeño, tanto que le pareció un arroyo y al que llamaron “Tizón”. Y aunque trataron de bajar al mismo para calmar la sed y cargarse de agua, no pudieron hacerlo por lo escarpado del paisaje.

Otra aventura más de aquellos aguerridos exploradores que recorrieron gran parte de Norteamérica, otro descubrimiento, otra visión esplendorosa y otra piedra más de los cimientos de lo que sería, muy a posteriori, EEUU.