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Una sonrisa lo puede todo, lo transforma todo, la cambia todo.

Muchas veces subestimamos el poder que tiene una sonrisa, la energía que transmite y lo que es capaz de conseguir. La sonrisa es el espejo del alma, una energía barata que es capaz de iluminar más que cualquier otra cosa.

No es cuestión de ir por la calle a carcajada limpia, riéndote con la gente, sino de tener un gesto alegre en tu rostro, un vendaval de sentimientos, un torrente de primavera que contagia voluntades y derrama su espíritu por los cuatro costados. La sonrisa es fácil y todo empieza por la actitud que tienes ante la vida, por cómo comienzas el día.

Seguro que alguna vez haz pensado ¿para qué vas a sonreír?, eso no sirve para relacionarse… ¿Estás seguro de todos esos pensamiento? Lee esta pequeña historia y verás lo fácil que cambia la conducta de las personas con una simple sonrisa de un bebé. Un inocente niño que sonríe porque le viene en gana y transmite esa sonrisa por doquier, iluminando el ambiente. Si sonríes, el espejo te devolverá la sonrisa así que ¡Haz la prueba!.

 

En la consulta del médico 

“Todo ocurrió en la sala de espera de un centro sanitario. La gente se sentaba huraña, demasiado seria y apática, sin mirarse unos a los otros, regidos por su miedos y tribulaciones. Nadie hablaba. En un momento de la tarde entró en el centro una madre con su bebe de pocos meses y se sentó a esperar a que fuese llamada por el pediatra.

Un señor que había junto a esta mujer levantó la cabeza y fijo su atención en aquel pequeño, que babeaba y miraba con atención todo lo que le rodeaba.

En un momento determinado, el bebé balbució mirando al señor que tenía al lado lo que hizo que éste arqueara su boca en un gesto extraño. Había esbozado una sonrisa fugaz y sincera. Pero, poco a poco, aquella sonrisa se fue convirtiendo en un haz de luz que iluminó el rostro de aquel hombre gris.

Empezó a hacer muecas extrañas, guiños, burlas y mimos a aquel niño, jugando con él. Incluso se permitió dirigirse a la madre para hablar sobre el bebé, entablando una conversación agradable que se fue transmitiendo por la sala. Al poco tiempo, otros pacientes que esperaban fueron interactuando con la criatura, sonriendo con sus gestos y sonidos. Todo había cambiado y la sonrisa había aflorado en aquel sitio triste.

Aquellas personas ausentes, a raíz de la visión de una sonrisa, se contagiaron de sano entusiasmo, abrieron sus corazones y empezaron a entablar conversaciones por doquier. Sonriendo, charlando con el de al lado, disfrutando con el bebé y descubriendo detalles de vida. Una sonrisa lo había cambiado todo.”      

 

pixabay

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Ahora te toca a tí, así que viste tu rostro de sonrisas, de entusiasmo y alegría. Recorre tu camino sonriendo y verás lo divertido que es ir por ahí, no sólo desentonando con la gente, como decía Mafalda, sino transmitiendo, cobijando, compartiendo, iluminando y entusiasmando. ¿Te parece poco? Ese sencillo gesto es vida y la gente tiene necesidad de sonreír.

¡Feliz Noche de Reyes!