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Hoy es lunes y que mejor manera de empezar la semana que con una sonrisa. Un espíritu abierto y sencillo, sigue caminando a pesar de la tormenta y recoge los frutos del entusiasm, con su actitud positiva, vestida de esfuerzo. Una forma de andar, de tomarse la vida, de saborear la esencia y vislumbrar la salida. Todo es uno, todo forma parte de ese vestido que te pones cada mañana para disfrutar de los pequeños placeres que te ofrece el sendero.

¡Sí! Es una forma de sorber el aire, el ambiente que te rodea pues el tiempo te señala la vereda, te marca el ritmo sin que tú puedas impedirlo. Los malos espiritus vendran sin que tú los llames a nublar tu presente así que ten claro lo que tienes que hacer: Vive, siente, sonríe y ama.

¡Feliz semana!

DIARIO DE UNA JEFA


Hoy he despedido a mi becario.
Que ¿Por qué he despedido hoy a mi becario? Veréis:
Era mi 37º cumpleaños, mi humor no estaba muy bien que digamos.

 

Aquella mañana, al despertarme me dirigí a la cocina para tomar una taza de café, a la espera de que mi marido me dijese: Feliz cumpleaños, querida». Pero él no me dijo ni buenos días… Y me dije a mi misma: «¡¿Es ese el hombre que yo me merezco?!».  Pero continúe imaginando: «Los niños seguro que se acordarán?» Pero cuando llegaron a desayunar, no dijeron ni una palabra.

 

Así, salí de casa bastante desanimada, pero me sentí poco mejor cuando entre en mi oficina y mi becario me dijo:

 

  • «Buenos días, Sra. Pérez,¡Feliz cumpleaños!» 

Finalmente, alguien se había acordado… Trabajamos hasta el medio día, cuando mi becario entró en mi despacho diciendo:


–    Sabe Sra. Pérez… hace un hermoso día y ya que es el día de su cumpleaños, podíamos almorzar juntos, solos usted y yo».

 

Acepte, y fuimos a un lugar bastante reservado. Nos divertimos mucho, y en el camino de vuelta, él propuso:

 

  • Con este día tan bonito, creo que no deberíamos volver a la oficina. Vamos hasta mi apartamento, y allí podemos tomar una copa».


Fuimos entonces para su apartamento, y mientras yo saboreaba un Martini, él dijo:


–     Si no le importa voy un momento hasta mi cuarto a ponerme una ropa un poco más cómoda.

 

  • Está bien, como quieras, -respondí-.

 

Pasados cinco minutos, más o menos, él salió del cuarto con una tarta
enorme, seguido por mi marido, mis hijos, mis amigos y todo el personal de la  oficina.


Y todos cantando, «¡Cumpleaños Feliz…!»

Y allí estaba yo, desnuda, sin sujetador, ni bragas, echada en el sofá del salón…!

 

No somos nadie…